sábado, 28 de enero de 2006

Enero en la ciudad

La ciudad está pegajosa. Las paredes transpiran, sudan. Yo transpiro. El sol te aplasta contra la vereda. Todo se alentece. Cuesta mantenerse derecho, la cabeza cae sobre el pecho, los ojos se deprimen, pesan las ojeras, el pelo molesta en la cara en la nuca en las orejas en las piernas los brazos se mueven lento y el calor que te aplasta, que te tira sobre un sillón la piel que se pega a la remera y la remera al sillón y la transpiración que te empapa con una gota que cae por la cara otra por la espalda la piel pegada y los ojos que pesan te deshaces sobre un sillón con un ventilador que tira aire caliente y ya no sos mas que agua.

Martín

Fucking calor

viernes, 16 de diciembre de 2005

Los niños somos el futuro

Ayer nos encontrabamos en Lanús, tierras mágicas, por cierto, con Juancito y sucedió lo sosprendente. Cerca de las dos de la tarde un humo mágico nos devolvió a la infancia lejana de las vacaciones interminables, los días de juegos, coca-cola y ventiladores. Instalamos la PS2 y sin respiro hicimos arrancar el cd para sumergirnos en un mundo de Zombies, monstruos y acertijos. El reto mayor, el desafío intrinseco de las viejas consolas de videos era poder terminar el juego sin tener que apagarla... luego no, existe la memory card y los días frente al televisor pudieron reducirse a una horita cada tanto. Nuestro desafío siguió los más profundos vestigios de nuestra infancia y nos dispusimos, SIN MEMORY CARD, a pasar el Resident Evil Outbreak. El día se extendió, el sol desapareció, los recreos para descansar se hicieron cada vez más cortos, los ojos rojos, el dolor de espalda, la noche se fue transformando en madrugada. Primer desventaja: haber enchufado la Play en la tele en la habitación de mi mamá... dos y media de la mañana pasamos el antepenultimo nivel, mi mamá se fue a acostar a la habitación de mi hermana, cuatro de la mañana, pasamos el anteultimo nivel. Las fuerzas eran pocas, fuimos a la cocina, tomamos agua y discutimos si seguiamos o cometíamos el peor pecado de un niño: dejar de jugar. ¿Quién quiere dejar de ser un niño?¿ Quién quiere abandonar los juegos, ser responsable, entregarse al trabajo?. La respuesta era clara, seguimos.
Cuatro y media de la mañana, cansados, casi dormidos, despatarrados en el piso mi mamá nos echó de la habitación. A veces no se puede volver el tiempo atrás.

Martín

Y jugar por jugar

jueves, 15 de diciembre de 2005

Ciclotimia

Leandro se pasea, brutalmente, por los limites de la habitación, mirando siempre fijo hacia adelante. Intenta no flaquear, no mira a los costados. Se cuestiona brutalmente la cantidad de posiciones posibles en el sexo y la forma de desarrollarlas, pero ¿por qué se cuestiona?¿No debería, en todo caso, preguntarselas, intentar averiguarlas?¿O más aun, disfrutarlas?. No, él se cuestiona, simplemente, se cuestiona y camina sintiendo la alfombra azul que ya está un poco gastada. La alfombra sí la mira, pero a los costados nunca. Entonces Leandro toma una decisión, brutalmente, y arremete hacia el costado, la domina, la somete, la gira, la ahoga contra las sabanas y la penetra en, tal vez, la única oportunidad que tenga.
Pero no, Leandro nunca lo hizo, ni lo hará, porque él sigue caminando por la alfombra azul que cada día está más gastada, Leandro no, se cuestiona, pero no, toma decisiones, pero no... él no lo hace. Grita y se calla, sólo quiere dejar de caminar. Y, al final de todo, sólo queda llorar, cuando nada hay para hacer no queda más que llorar e ir alejandose lentamente hasta desaparecer.

Martín

Con el dolor de saber que nada me salva de vos

lunes, 12 de diciembre de 2005

Impresiones

Me olvidé todo, crema de enjuague, shampoo, jabón, jean, parlantes, cacao. Casi me olvido hasta el cepillo de dientes.
Luli me pide una lapicera y le digo que tengo, dice: estaba segura que eso no te ibas a olvidar (se ríe) lapicera y tu libretita. Tiene razón.

Un perro que nos ladra, cruzamos y nos sigue cinco cuadras ladrando, desde la vereda de enfrente. Miro hacia atrás mientras nos alejamos por una calle lateral, el perro nos mira desde el otro lado de la avenida.

Durante la mañana el sol te asesina, al mediodía se nubla, a la tarde el viento te vuela

Salimos y, como siempre, prendí la luz de la entrada. Volvimos y estaba apagada. No me acuerdo de haberla apagado. No faltaba nada.

Nos bañamos, comimos y salimos. Volvimos después de caminar y dar unas vueltas. Nos tiramos en la cama, me dormía. Luli fue a lavar los platos. El calefón estaba en encendido, con el gas abierto pero sin llama. Colgamos.

Compramos comida en "El lechón rengo". Tienen de todo. Pizza, pastas, carne a la parrilla, empanadas, pescado. Muy rico.

Los balnearios de Playa Grande están totalmente cercados.

Castigo. No más besos en la esquinita por un día.

En el barrio Stela Maris casi todas las casas parecen de cuentos. De piedra, techo a dos aguas y balcones con baranda de madera. Luli se emociona y habla de libros de cuentos con gnomos y de su tío Nestor.

Alfonsina Storni se hundió en la playa La Perla, qué poética.

Luli, como siempre, mira los tachos de basura y analiza los diseños. Habla de la Bauhaus (¿se escribirá así?).

Salgo a hacer las compras mientras Luli limpia un poco la casa. Parece una pareja organizada.

Hasta ahora me ganó al Chinchon tres de las cuatro veces que jugamos. Yo gané sólo una, claro, con chinchón, tenía 86 puntos y ella algo así como 10.

Luli no me deja leer en la playa. Yo me aburro porque ella busca caracolitos diminutos en los límites de nuestra lonita. Deja de buscar para que no la deje sola, deja de buscar sólo para que no lea.

Los lobos marinos son una maza.

Luli se enoja. Le molesta que cada vez que le pregunto su opinión, luego de decirmela yo le replique con un: ¿Vos decís?.

Martín

Wait till I come back to your side
We'll forget the tears we've cried

martes, 29 de noviembre de 2005

Entrevista a una deprimida argentina

- ¿Cómo empezó su depresión?
- Un dia iba caminando y me cruce a un flaco con un Porsche, y me dijo, veni que te llevo a las nubes (como todos sabemos, con un Porsche de 80 mil dolares se puede recorrer el sistema solar) y me dieron tantas ganas de tener un porsche que cai en una depresion aguda y ahora no puedo salir...
- ¿Y qué hace en estos días de depresión?
- Fumo y tomo ron... si sigo me voy a morir mañana de cancer de pulmon (rie)
- ¿Y en qué piensa?
- En la mejor manera de morirme... algo con estilo. Algo como encontrar al dueño del Porsche, que es el culpable de mi depresion por demostrarme que el tiene un porsche y yo no, apuñalarlo (cosa que siempre quise hacer) y después tirarme abajo de un buen Porsche y que me pase por arriba... tiene su onda
- ¿Y la gente que dejaría si se matara con tanto estilo?
- Estoy demasiado deprimida como para pensar en el resto de la gente...
- ¿Mataría a alguien más además del hombre del Porsche?
- Si, tengo un par de ideas en la cabeza
- ¿Por ejemplo?
- Tendria que pensarlo bien... es demasiado delicado como para actuar impulsivamente
- Pero un depresivo no piensa, según lo que usted dice
- No soy depresiva... estoy deprimida... y probablemente a usted lo mataria ya que insiste
- Pero ¿Tiene razones para hacerlo?
- No sé, pero estoy deprimida y los deprimidos no piensan, actuan impulsivamente
- Sé de lo que está hablando, a todos nos pasa

Martín

Maten a cualquiera

sábado, 26 de noviembre de 2005

He equivocadome

Yo lo acepto, hay muchas veces que uno se equivoca. Bueno, en eso estamos todos de acuerdo... Uno se puede equivocar de muchisimas maneras. Uno puede equivocarse con más o menos intención. Uno puede equivocarse por estar ebrio o equivocarse por estar demasiado sobrio. Quién no se ha equivocado por pensar poco o equivocadose por haber pensado demasiado lo que no debía. Está también quien se equivoca por exceso y quien se equivoca por quedarse corto. Digamos, uno puede mandarse cagadas de muchas formas distintas... ahora, para equivocarse estando dormido hay que ser un pelotuuuuuuuuuuuuuuudo. Soy el peor, lo acepto.
Bon voyage, chicas... perdón, Naty.

Martín

Ser un paria en París

viernes, 25 de noviembre de 2005

Si de casualidad tenés ganas de leer algo... lee

La vida es un montoncito de casualidades. Sí, suena cursi, estoy totalmente de acuerdo, pero las cosas como son y así es la vida. Uno entra, sale, hace, deshace. Uno ama y desama, detesta, aborrece, siente impotencia y vuelve a hacer. Sí, es lógico, pero ¿por eso no tengo que decirlo?. La causa no se puede ver, nunca está, no es más que la vida misma, la causa de todo. Sí, suena pragmático, lo sé. Una casualidad detrás de otra y efectos que van desatando otros efectos y casualidades amigas que te llevan para todos lados. Acá no sirven los predestinamientos ni predeterminaciones, quien piense que sí va a sufrir mucho, loco. Sí, es cursi, es efectista, es lógico... pero se los digo, che, se los digo porque tal vez alguien entra a mi blog por casualidad y por casualidad entra después de que publique esto y por casualidad leer esto y lo ayuda, quién sabe?.

Martín
La ciudad se nos mea de risa, nena

domingo, 20 de noviembre de 2005

Si existiera

Si la felicidad existiera
no sería gran cosa,
aceptemoslo.
Si la felicidad existiera
habría que buscarla todos los días,
en el dobladillo del pantalón,
en la página 38 de ese libro.

Si la felicidad existiera
no sería una gran cosa,
sería un montón de cositas.
Inventemosla,
que sea un mechón de pelo,
un par de fotos en la pared,
dos pares de pies desnudos,
un beso madrugador en la frente.

La felicidad sería
muchas más cosas
que lo que es
la felicidad.
Martín
p.d: la ubicación no es exactamente esta, pero tuve que adecuarme a la página, si no salía todo de corrido... sigan los renglones

sábado, 19 de noviembre de 2005

Es mi ciudad... lo acepto

Ayer vi muchas cosas en la ciudad, varias sorprendentes, varias conocidas pero magníficas. La gente, con el calor, se junta más, anda por las calles.... el reloj del taxi se prende cuando te sentas y el humo en los bosques de Palermo no es de un incendio, es de los puestos de choripan... a quién no le gustan esos choripanes? o un sangüichito de vacío? Ayer descubrí que las mujeres siempre pagan mucho menos... en la entrada de los boliches y en las barras. También vi pasto teñido de violeta, sí, sí... y vi un sol enorme que me encandilaba cuando yo esperaba salir de la oscuridad a otra oscuridad. Ayer no vi a mi viejo en todo el día... sí, puede ser normal, pero desapareció de su propia casa, no fue a dormir, no fue a desayunar, no fue a almorzar y sigue sin ir... Hoy a la noche será, probablemente, una noche de calor para pasear por Corrientes, en un ratito lloverá un ratito y luego el calor. Hoy, la ciudad estaba muy silenciosa, la gente andaba calladita, arrastrando su cuerpo por las veredas que se pegaban a la suela de las ojotas... Hoy también vi cosas (menos a mi papá), Buenos Aires es hermosa.
Martín

miércoles, 16 de noviembre de 2005

Pretenciones

Cuánto más pretende el mundo? cuánto más puede exigirle a uno? Uno debe ser un hombre, antes que nada, un civilizado - ya esto es bastante dificil -. Uno debe ser creyente, crea en lo que crea, no importa el objeto si no que creas en algo. Uno debe ser un hombre civilizado y creyente pero no desmedido, ni desmedidamente civilizado, mundano, ni desmedidamente creyente y utópico. Uno debe ser integro pero al mismo tiempo no debe ser egoísta. Uno debe ser uno mismo y considerar bien lo que piensa y dice, pero debe pensar y decir lo que otros quieren escuchar. Uno debe tener exito y si no por lo menos tener "cabeza". Uno debe ser sano y hacer terápia, pero nada de andar hablando mucho de sexo ni intentar hacer cosas raras. Uno debe ser feliz. Uno debe ser sano, civilizado, pensar lo que piensa y lo que dice, creer aunque sea en que el mundo es redondo, dar y no esperar recibir, pararse derecho, fumar menos, hablar sin gritar, hacer deporte, lavar los platos, estudiar, no decir insultos en público, comprar el diario, sacar a pasear el perro y levantar la caca, lavarse la cara todas las mañanas y, sobre todo, no reirse muy fuerte para no molestar.
El mundo espera demasiado de uno y yo... soy simplemente un pobre pibe.
Martín