lunes, 22 de enero de 2007

Excrucior II

Me toco los dedos transpirados, los llevo a los ojos. Arden, están abiertos hace horas. Las manos siguen sudando; pastosas y pegajosas se mantienen en movimiento, cortan el aire. El humo del cigarrillo que dejo sobre el cenicero, que llevo a mi boca, que dejo en el cenicero, ese humo, invade la habitación, mis pulmones y me quema los ojos.
Falta poco para el juicio. Han dado el último tironcito al hilo y el nudo comienza a aflojarse. En el interior de la caja, envuelta en papel de regalo, esperan pequeños monstruos rojos, hechos de palabras y voces de gente.
Caen dos gotas por mi espalda y otra por el costado derecho de mi torso. Se me hace imposible dejar de mordisquear mis uñas y, sin embargo, sigo recostado, inmóvil. Como todo lo inevitable, se hace esperar. Y esperar es inmovilidad, es contemplación. Miro el horizonte esperando el dulce resplandor y los estallidos.
La legión de pequeños pecados escarlata se agita en su celda de cartón. El conocimiento de que son destino les otorga la euforia. Mis oídos sufren el rasgueo continuo de las incontrolables garras y hasta mi nariz llega el olor a carne tostada, el nauseabundo aroma de sangre que habrá de correr, que se habrá de llorar por ojos hartos de las lágrimas saladas, lastimados de injurias. Me mantengo impávido, neutral en el debate sobre mi bien y mi mal. Aquellos demonios me señalan ya, con sus manos hechas de palabras, formadas por vociferaciones. Son creación de habladurías y verdades, de pronunciamientos sobre mí, rumores y chismes, secretos que todos conocieron y volcaron como sangre sobre la tierra húmeda de llanto. Fueron creados por otros, fueron hablados por todos menos por mi boca, pero la culpa a mí me señala y castiga con una daga de impaciencia que se clava entre mis costillas y, llegando hasta mis pulmones, me tortura con una cosquilla despiadada y cruel.
Ya veo asomar la primer encarnizada mano de fuego de aquella caja de Pandora que contiene mis males; sólo míos. Contra mi propia expectativa estoy calmo, cerca de la parálisis, pero inmutable, ataráxico.
Es sólo cuestión de tiempo para que la soga delgada que aún los sujeta se corte, para que vuelen a mi alrededor y el fuego de sus colas incendie la alfombra sobre la que espero, las cortinas que me oscurecen, mis ropas lloradas y sudadas. No tengo más que encender el siguiente cigarrillo y contemplar mi propio Apocalipsis, mi juicio sin purgatorio, mi condena, mis pecados señalándome. Y la lujuria será mi peor testigo.

Ezequiel

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabés qué? Me gusta bastante la parte del principio, la descripción de vos, de la habitación, de la situación más física que psíquica de las cosas (aunque estamos de acuerdo en que el relato psicológico te sienta bien).
Por otro lado, me molestan un toque las palabras tipo "ataráxico". No sé, me gusta más cuando usás palabras más... mundanas. Creo que tu manejo de ellas, el hecho de hacer cosas nuevas y copadas con palabras inesperadamente usuales te sale muy bien.
Saludos!

Anónimo dijo...

Ah! Pregunta: Nina tiene blog??? Quiero el link!

Ezequiel M. dijo...

Pasa que atarxia es un concepto increiblemente bueno así como es... pero respeto la crítica sobre todo porque me gusta, es el mejor elogio que me podrías haber hecho.

Y nin no tiene blog (o por lo menos yo no lo sé), hagamos que se haga

E.

S dijo...

Hola E, volvimos al ruedo blogistico. S

Ezequiel M. dijo...

welcome back, querido S.

E.

chichi dijo...

Venia a hacer dos comentarios, pero ya los siento poco originales. No importa:
lo primero que pense fue "cual es la necesidad de que esté fumando?" pero no traté de responderme la pregunta sabiendo que partiría de una posición contraria a la tuya. Lo segundo fue "qué fácil de seguir... oraciones simples, palabras simples (que no quiere decir "chatas")" y me sacó de eso la palabra "ataráxico"... "estará buscando decir algo muy específico"


seguiré visitando. Me presento, soy chichi.

Ezequiel M. dijo...

Se acepta nuevamente la crítica. Me van a terminar convenciendo. Pero el cigarrillo... tenía que estar fumando, es un problema casi existencial...
gracias Chichi por la visita

E.