La mirada del vaguito ese no le gustó. Había bronca, envidia. Poco costaba entender que él estaba sentado justo donde a aquel le gustaría estar: del lado de adentro, frente a la taza de café con leche. El tipo le devolvió la bronca y como por casualidad tomó la taza, la llevó hasta la boca dando un largo sorbo, sin mirar al pibe. En ese momento entraba la señorita, dos pasos y se detuvo con cara de incertidumbre. Cuando lo vio, de espaldas a la puerta, junto a la ventana, recompuso la sonrisa y se llevó instintivamente la mano a la oreja derecha. Apretando el arete caminó hasta la mesa. El mozo acodado en la barra la vio pasar, desde los zapatos hasta la cara, con una considerable pausa en el culo. Nada muy bueno, habrá pensado antes de mirar al gallego que contaba la plata detrás de la barra, como hacía cada media hora religiosamente. El gallego devolvió la mirada al mozo y le dijo:- ¿Qué?. Vió la mesa nueve (whiskey y un café con leche, pensó) y a la señorita dejando su campera en el respaldo de la silla, arqueó las cejas, miró de nuevo al mozo y volvió a las cuentas. Carlitos, un vendedor ambulante que parecía ser un poco tonto, lo interrumpió. Le dejaba unas lapiceras a cambio de ofrecer otras en las mesas. El gallego las tomó y con la mano le indicó que hiciera como de costumbre. Carlitos se arrimó a la pareja y dejó dos lapiceras rojas y una azul justo cuando el tipo le decía a la señorita:- Y vos te crees la misma mina adulta de siempre. - Adulta no, querido, responsable, le contestó. -Explicame vos la diferencia, a ver, ya que sos tan inteligente. -No empecemos, vinimos a tomar un café. -Pedite un café y ocupate en tomarlo, entonces. Ella se llevó la mano a la oreja derecha y le sonrió a Carlitos con un seco "No, gracias". El tipo abrió el diario y volvió a tomar café. El mozo, que se ocupaba en las tetas de la señorita, escuchó la escena, lo miró al gallego que seguía en sus cuentas y volvió a mirar la mesa. La señorita ahora perdía la vista en la calle que se agitaba bajo el sol humedo. Por la vereda pasó un pibito con la cara sucia y la miró de una forma que ella no tardó en considerar realmente desagradable.
domingo, 28 de enero de 2007
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2 comentarios:
clarísimo
como para poder seguir escribiendo sobre cada uno de los personajes y terminar escribiendo sobre todos los habitantes de buenos aires cruzandose en situaciones tan de ciudad como esta
Recomendaciones:
Miami Vice, muy bueno lo que hace Michael Mann
The great gig in the sky, puede ser escuchada quince veces y mantener el mismo orgasmo musical
Brazil, y después leer 1984
Trilladas o no, valen la pena.
E.
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