viernes, 24 de noviembre de 2006

Se espera respuestas

Esto iba a ser para vos. La verdad es que me senté en la computadora a escribir esto para vos. Sí, plenamente para vos y todos saben (o todos los que leen, por lo menos), todos saben quién sos vos y quién no sos, es una cuestión de piel, de sinceridad y de contenido fáctico (o fatuo). Pero supe que no podía, presencié la imposibilidad de llegar a escribirte, de mandarte miles de cartas y hasta de llamarte por teléfono, por qué limitarnos a la palabra escrita, por mucho que me guste y mucho que me esconda con sus enes de tinta negra y sus oes de tinta roja. Me veo bloqueado, atosigado, atado, herrumbrándome frente a una lloviznita puta que me carcome lentamente y ni se preocupa si es de día, de noche, mi habitación o la de otra mujer. Al mismo tiempo por todo eso te quiero escribir, nena, te quiero putear, te quiero odiar, te quiero pedir que vuelvas, te quiero tratar bien, te quiero echar de mi vida, te quiero amordazar contra un palo de luz y dejarte sintiendo el frío helado de la lloviznita para que a gritos me pidas que te abrace y te preste de mi calor, ese que tantas veces te presté, ese que en alguna que otra oportunidad te regalé casi hasta congelarme. Pero esto es mucho más complicado que una simple carta de amor o una simple carta de despedida, o una puteada telefónica que por error -evidentemente no me animaría a preguntar por vos- podría llegar a recibir tu mamá, y lejos estoy de pensar que tal vez no se la merezca un poquito, pero mis intenciones son obviamente más fútiles. Todo es más enrevesado, más sutil, como hilitos entrelazándose en una madeja insoportablemente compacta y aérea a la vez -y digo aérea porque nada me parece más espeluznantemente parecido al viento, al aire, al éter o a lo que mierda respiremos que... mejor no, prefiero guardarme mis recuerdos para otro momento, para dedicartelos en otro caso, o para matarlos con una botella de whisky, vino o cualquier etílico-. Y yo quería realmente sentarme y escribirte a vos, directamente a vos. Este texto iba a ser para vos, tenía toda la intención de decirte cosas claras, directas, mordaces, dulces, intempestivas, cínicas y hasta grotescamente conmovedoras. Tal vez hasta implorarte perdón, no sé perdón por qué, pero perdón, el perdón divino, el perdón ajeno, un perdón que inmaculara todos mis actos, o los defendiera, o simplemente los tirara al fondo de un abismal tachito de basura para otorgarme cierta redención, cierta limpieza y pureza espiritual, un aura de salvación, o mínimamente de aceptación.
Pero todo eso, todo esto, todo esta carta o metáfora o infinita metástasis de mis dedos hinchados; todo lo que iba a decirte, todo lo que podría haber dicho, todo lo que iba a escribir, gritar, proclamar, declarar, aseverar, prometer, pedir y reclamar no va a ser así. Y yo quería escribirte a vos, quería que este fuera un texto para vos -casi hablarte con la ingenua idea que tiene todo aquel que escribe para alguien de que le contesten, con un gesto, unas palabras, un beso, lo que sea-, pero me di cuenta de algo muy importante, sustancial, tan sensato como desgarrador, mordaz, podría llegar a discutirte que es de una lucidez arrolladora: sé que no lo vas a leer, sé que ya no entrás acá (porque no se crean, soy un narrador pero también un escritor y tengo conciencia de que esto es un blog) sé que ya no entrás acá y que ya no me lees porque probablemente te hayas cansado y encerrado en una plastic box, o no, tal vez estés prófuga y libre caminando por las calles. De lo que estoy seguro es que esto lo tiraste en el placard, abriste la puerta y lo encerraste en el fondo, en lo oscuro, y desde lo oscuro nada se lee.
Una lástima, este texto iba a ser para vos, con todo lo que eso implica, pero no lo es. Si no lo lees, de qué sirve que sea para vos? de qué sirve que te hable? si vos no lo lees no va a existir el "vos", y si no existe el vos no va a existir todo lo que está dicho al vos. Irremediablemente, este texto si no lo lees, no existe.

Ezequiel

2 comentarios:

- Julieta - dijo...

Para no existir es un texto bonito. Me produjo algo de ternura, ojalá ella lo leyera...

Ezequiel M. dijo...

Me alegro que te gustaran los dos últimos textos.
Y lo dudo.