lunes, 27 de noviembre de 2006

Llorar tinta sobre el papel

Hay textos irremediablemente bonitos, emocionantes casi hasta las lágrimas, o no tanto, pero cerca de un llanto metafísico. Sobre todo esos que así se escriben, como un llanto metafísico, en una metáfora: llorar tinta sobre el papel. El problema es que tienen un costo, y no sólo tienen un costo sino que son en sí la causa de un problema. Puedo volverme loco diciendo -Ezequiel, escribí y dejate de joder. Puedo inventar palabras, jugar con sentidos. Pero qué es un sentido envuelto en esa masa informe de pensamientos que me atacan frente a la desproporcionada distancia del centro, frente a los pocos centímetros entre el tubo del teléfono y mi mano y los kilómetros metafísicos entre vos y yo. En fin, un texto bonito se vuelve algo así como un exorcismo: un juego de espíritus que poco modifica lo físico, lo tangible. Un sentido cuasi religioso perdido en la frontera entre la locura y la convención. Un espejo del mantra urbano y moderno. Un televisor apagado en la oscuridad. Tu cara mirando para otro lado - o lo que es aún peor, mirando a otro, en otro lado-. Un relampago. No un rayo, no el cielo y la tierra unidos, simplemente un relampago: un destello perdido de luz que -pudiendo pasar desapercibido- se expande y se disuelve y no deja más que una presunción de aquello que ocurrió, una referencia vaga, un significado improbablemente apreciable. Y entonces se hace dificil sobrevivir sin escribirlo. Lo terrible -tal vez allí la belleza, precisamente, en lo terrible- es que no deja de ser todo una metáfora. No es más que llorar tinta sobre el papel.

Ezequiel

2 comentarios:

- Julieta - dijo...

Me gusta como está escrito. Estos últimos textos tienen algo que no se que es que hace que me guste la manera en que estan escritos.
Es dulce cierto dejo de melancolía, pero su exceso puede agotar tanto al lector como al escritor.
My dear, the show must go on.

Ezequiel M. dijo...

el exceso, siempre el problema del exceso... pero no me vas a discutir que estoy escribiendo bastante bien, che. O por lo menos, por lo que decís, parece que logro lo que quiero (el resto de la gente también me podría decir qué le pareció, che).
Y si nos agotamos: qué mejor!