miércoles, 1 de noviembre de 2006

Cold Turkey: un way of life

Siempre hay que ser un poco informativo, perder el miedo a ser descortez y decirle clarito a la gente: usted va a sufrir, es así de sencillo. También podemos moderarlo un poquitín, querer crear empatía y decirle: "si no mireme a mí que que las he pasado, las he pasado". Así que aquí estamos, intentando comunicarnos con la gente como todos los días desde nuestro cómodo asiento frente a la computadora. A veces dando un modesto toquecito de magia a la pantalla, y otras viendo alguna que otra cosilla de la realidad. Y hoy haremos honor (o empezaremos a hacerlo) al título que todos los días nos acompaña como cofradía de todos los que escribimos, como centro magnético (esa especie de Kibbuttz del deseo, o cielo en una rayuela). Para quienes aún desconocen la procedencia de la frase "Cold Turkey" debemos decirles que no sólo hace referencia a una canción de John "the walrus" Lennon sino que nos interesa el propio sentido en el que John nos lo comunica: algo así como, en algún tipo de lunfardo, "sindrome de abstinencia". Y hoy, a pedido del público, decidimos comenzar con uno de los tantos síndromes que a todo el mundo aterra. Para los que ya lo conocen tal vez sea reconfortante no sentirse solo y saber que esto nos puede pasar a todos, para los que lo ignoran puede ser-en compañía de nuestro querido manifiesto- una guía espiritual.
Hecha la introducción daremos curso a la enumeración de síntomas que conlleva el síndrome del abandonado -¿tal vez síndrome de abstinencia del amor como propiedad privada?¿tal vez la división del individuo?-.
Por hoy tocaremos un síntoma básico y fundamental: la frecuente caída en la autointerrogación "¿Cómo es que me abandonó si yo soy una buena persona?".
Esta caída puede ser frenética, sumergiendose en las entrañas de un grito rockero como "I must did somebody some good!". Es de apreciar el grado de generalidad en el que se introduce quien por aquel lado reacciona, la indeterminación que implica el "somebody".
Otros, en cambio, optan por la salida cuasi existencialista "¿Qué determina la bondad en los actos de un individuo?" -obviamente teniendo un triste final: todos suelen terminar estudiando filosofía-.
Aquellos que se precian de su porteñismo eligen la adoquinada vía y pregonan a los cuatro vientos que "a la próxima la cago, a mí no me agarran más por ser buenito".
Unos pocos imaginativos crean una ficción tal en la cual existen personas del sexo contrario que reconocen su bondad, y en otros casos, más patéticos, que imitan a la realidad-segundo peligro: terminan estudiando letras-.
Las reacciones frente a la manifestación de este síntoma son tan variadas como diferentes personas hay en el mundo enterito, enterito. Pero por lo menos esperamos haber sido explicativos y haber logrado caracterizar a vuelo de ave algunas de las más recurrentes y básicas.

Hasta la próxima entrega

Martín y Ezequiel

Pare de sufrir! Lea Cold Turkey!

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy de acuerdo, bustosdomecq, hay tantas maneras de reaccionar como personas. tambi'en es cierto que algunos grupos tienden a reaccionar de la misma manera.

"totalmente de acuerdo" diria Ezequiel, lo que no se es lo que diria Martin