sábado, 17 de febrero de 2007

La puntita (o Sexopático: cuarto movimiento)

Soy sincero, un escalofrío me recorre cuando decido contarles. La tarea me exige volver a aquella habitación de hielo. Inevitable: siento el frío que sube desde el piso hacia mí, con sólo recordar me estremezco. Ya no tanto por temor, pero lo mismo tiemblo.
Ustedes imaginen, vislumbren, sean capaces de zambullirse en este mar -¿helado?- de palabras para recorrer aquella ceremonia. Todo estaba premeditado, fríamente calculado, era una repetición ritual - y permitanme la redundancia-.
Desde el momento en que atravesé la puerta lo presentí, un halito que me sacudió desde la nuca. La vi realizar metódicamente cada uno de los actos, desde correr el pestillo de la puerta hasta acomodar las sábanas de la cama; en algún momento, que para mi desgracia duró poco, supe que no iba a salir favorecido.
Releo y algo me inquieta: una duda. Por más que me esfuerce no soy capaz de reconocer si aquello que percibí como repetición fue una corazonada, un Deja Vu con su explicación científica correspondiente, la consecuencia de las dotes de vidente que nunca supe que tenía... o, y esto es lo que en verdad me aterra, yo realmente ya lo había vivido y la había visto llevar a cabo su ritual. ¿Puede ser que no lo recuerde?¿puede ser que aquella situación no haya sido una sino varias, millones?¿Es posible, en este universo maldito, que yo no pueda diferenciar una cogida de otra y que todas, en mi memoria, sean una sola?.
Nada improbable después haber impactado contra el bloque de hielo. Demasiados detalles cobrarían sentido. Se explicaría mejor aquella sensación monótona que era como las gotas constantes cayendo de una canilla, como la lluviecita gris del televisor en un canal sin señal, como las aspas del ventilador girando toda la noche, como un grillo cantando en la noche o como una ruta desierta -¿y helada?- de noche, con sus faroles encendidos pasando uno detrás de otro, como el ruido del motor de un colectivo viajando por la ruta -¿congelada?-... de noche, como un acorde de guitarra repetido hasta el hartazgo...
Pero esperen. Entiendan, sepan comprenderme: son necesarias las aburridas metáforas para explicar lo inefable. No me juzguen y entiendan la desesperación, la impotencia de sentirse cogiendo en una posición de misionero inmutable e indiscutible. Recostado boca arriba durante horas interminables en las que se oye el tic de cada uno de los segundos que pasan en el reloj.
Y entonces uno pierde noción de la hora, de los días, de los recuerdos, del tiempo y pretende ser un heroe. El heroe de la sexopatía, erigirse como el magnánimo defensor de un ideal... pero nunca se considera la posibilidad de terminar siendo un mártir.
Poseído por la furia mítica pudo más la osadía y no comprendí los riesgos que me acechaban al decirle, con voz profunda y aguerrida, levantando mi torso del colchón a fuerza de abdominales e intentando empujarla de lado: "¿probamos por atrás?".
Entonces, sus ojos fulguraron, su piel se tensó y su sexo, cerrandose brutalmente, destiló una gelatina fría, helada. Sentí cómo mi pene se congelaba y mis testículos se retraían hasta esconderse detrás de mi cuerpo. Perdí la movilidad en las piernas y los pies, y el frío recorrió mi torso hasta dejar mi boca congelada en un intento de grito.
Debería haberlo sospechado con cada indicio, con su mano acomodando el velador, con su parsimonia distante para vestirse de piyama. Pero no vi aquella puntita de iceberg asomando en aquel mar helado, en esa habitación donde no se podía dormir sin frasada. No lo vi, como ustedes lo ven ahora, y acabé dentro de un tempano de hielo.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay veces en las que me perturbás. Me gustó, sí. Muy Echu (bueno, los "Sexopático" son muy Echu), pero sabés que en el fondo... Bueno, no sé. En el fondo soy una pequeña vergonzocita, me parece. Qué triste. Pero, retomando, sí me gusto, no dejo de ser una modesta fan de estos textos.
Besos.

chichi dijo...

no me gustó... algo no me cierra... es como si no tuviese gracia que se la siga cogiendo...

Ezequiel M. dijo...

Y no, eso creo que no le cierra ni al personaje. Precisa y justamente eso. Y creo que es esa sensación la que más me gusta del texto. De hecho a mí me gusta bastante este texto, así que con más razón escucho las replicas a ver si me lo bajan un poquito.

E.

Anónimo dijo...

A mí me dio una sensación fea, como te dije. Realmente me dio sensación de pavor hacia el final. Pero supongo que de eso se trata, no? No sé, no te lo bajé mucho, ahora que me doy cuenta...

Ezequiel M. dijo...

Diría mukarovsky que a veces, el arte necesita del mal gusto para crear el gusto estético.

Andáaaaa....

Pero sí, la idea es que te parezca aburrido, pavoroso, denso, monótono.

Una ostranenie, mi querida bianco.
(estamos... a pleno con la teoría)

E.

Nini dijo...

A mí me produjo cierta aversión (o asquito, para los amigos). Si bien no es una sensación que me agrade mucho, creo que es la idea, la intencionalidad que yo le puse al texto (siguiendo con Mukarovsky, jeje). Me gustaron más los otros sexopáticos, para ser sincera.

Ezequiel M. dijo...

Y claro, en todo caso, tu intencionalidad es también la que yo le pongo al posicionarme como receptor para escribirlo. Estoy de acuerdo... porque en última instancia es desagradable, precisamente, un polvo así.

Imaginate lo terrible que debe ser, angustiante, desgastante, casi enloquecedor, el antiparadigma del sexo... claramente una tortura.

E.

Anónimo dijo...

Volvieron los sexopáticos!!!
Acuerdo que han habido otros mejores y comparto lo del asquito. Así que si esa era la idea felicitaciones!!
"El heroe de la sexopatía"...jaja...qué frase!!

Ezequiel M. dijo...

Bueno, bueno, parece que al único al que le gusta este texto es a mí... pero yo los quiero igual, no se preocupen.
De cualquier forma me contento con el asquito, me hubiera gustado un tedioso también pero no importa.
Y en última instancia voy a ser narcisista y pensar que a nadie le gustó porque a nadie, como es lógico, le gusta tener un mal polvo... y mucho menos varios.

E.

Anónimo dijo...

Hola. Desde la seguridad del anonimato me atrevo a estar en desacuerdo con todos los comentarios, excepto -claro- el de Ezequiel.

Este es sin dudas mi preferido entre los Sexopáticos. Es terrible, real y triste, esencialmente triste. La escena roza el patetismo, es la rutina manifiesta, el aburrimiento de la cotidianeidad. En la práctica del hábito se gesta un desarraigo, el tipo se siente ajeno al paisaje, desubicado, incómodo con su pareja.

La estructura del relato responde al movimiento del texto, evoca y sostiene ese ambiente gélido y monótono, gris, desestimulante.

Además, me atrevo a señalar que en este caso los comentarios han sido más vigorosos que en otros, han movilizado un "algo" más potente que con las otras entregas. Incluso digo: las adhesiones anteriores parecen tibias frente al rechazo visceral que veo acá. Esto es sin dudas un indicio para valorar aún más este cuarto movimiento.

Yo -anónimx- digo: Viva la puntita!

Un saludo cordial para todos.

Ezequiel M. dijo...

Esa! me gustó ese último comentario anónimo.
Hace demasiado tiempo que no le doy pelota a este blog y me sorprendió el comentario.
Me gusta, sobre todo, la idea de que es un texto que mueve algo, aunque sea algo feo. Nunca más de acuerdo con todo lo antedicho.

Habría que retomar esto, no?