jueves, 15 de diciembre de 2005

Ciclotimia

Leandro se pasea, brutalmente, por los limites de la habitación, mirando siempre fijo hacia adelante. Intenta no flaquear, no mira a los costados. Se cuestiona brutalmente la cantidad de posiciones posibles en el sexo y la forma de desarrollarlas, pero ¿por qué se cuestiona?¿No debería, en todo caso, preguntarselas, intentar averiguarlas?¿O más aun, disfrutarlas?. No, él se cuestiona, simplemente, se cuestiona y camina sintiendo la alfombra azul que ya está un poco gastada. La alfombra sí la mira, pero a los costados nunca. Entonces Leandro toma una decisión, brutalmente, y arremete hacia el costado, la domina, la somete, la gira, la ahoga contra las sabanas y la penetra en, tal vez, la única oportunidad que tenga.
Pero no, Leandro nunca lo hizo, ni lo hará, porque él sigue caminando por la alfombra azul que cada día está más gastada, Leandro no, se cuestiona, pero no, toma decisiones, pero no... él no lo hace. Grita y se calla, sólo quiere dejar de caminar. Y, al final de todo, sólo queda llorar, cuando nada hay para hacer no queda más que llorar e ir alejandose lentamente hasta desaparecer.

Martín

Con el dolor de saber que nada me salva de vos

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