Los domingos pueden ser un bajón muchas veces. Cuando uno sale la noche anterior la tarde del domingo pareciera tan libre como la del sábado... pero todos sabemos que no es lo mismo. Tal vez porque ya empieza la semana, tal vez porque uno no jugó el partidito del domingo, tal vez porque uno está sólo en la casa y no pinta ni cerca agarrar un libro. Digamos, en definitiva, cuando el domingo es plenamente un domingo, es un bajón.
Martín
domingo, 30 de octubre de 2005
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