En el piso de la cocina hay un hombre tirado boca abajo, veintipico de años, pelo rubio, un brazo debajo del cuerpo, otro sobre la espalda. Suena el telefono en el living, el único en la casa. Suena tres veces, se corta, vuelve a sonar. Desde la calle se escucha el telefono sonar, suena, vuelve a sonar. Si alguien pasara por ahí lo escucharía, pero la calle está desierta, el auto más cercano pasa a diez cuadras, por la puerta de una casa blanca. Las ventanas están abiertas, las cortinas corridas, la casa es blanca, adentro hay luz. Una cara se asoma, es una mujer, está nerviosa, mira con los ojos bien abiertos, busca, sabe que no hay nada, ahí no está. Se aleja de la ventana, camina hacia el telefono, marca rápido, corta al tercer timbre.
Martín
viernes, 14 de octubre de 2005
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