martes, 3 de junio de 2008
El cieguito
En fin, ahora todo pasa por www.elcieguito.blogspot.com
Y éste lo dejamos para el olvido.
martes, 18 de septiembre de 2007
Aguafuertes
¿Y por qué no a la porteña también?, pregunto yo.
martes, 11 de septiembre de 2007
Crónica de descenso y desencanto
...Cada movimiento estuvo dominado por una gran confusión: cómo agarró sus cosas, cómo abrió la puerta para marcharse. No quiso mirar a nadie a los ojos y, con la vista en el piso, dijo que necesitaba salir. Escapó, tomó el ascensor. Intentó no mirarse en el espejo. No lo logró: estaba pálido, serio. Cierto aire violento le cruzaba la boca, una flexión acorde con la necesidad irrefrenable de romper el espejo. Se resignó a escupirlo.
Corrió para salir del edificio. Instintivamente encendió un cigarrillo y comenzó a caminar por la avenida. Dobló a la derecha en la primera calle lateral, cruzó hacia la plaza. Vio los bancos pero se negó a sentarse: necesitaba caminar, rápido, rápido, agitarse, rápido, rápido, cruzar, patear esa botella, rápido, cantar lo que cantaba, rápido, más alto, rápido, gritar.
Estaba de nuevo en la avenida y no supo hacia dónde seguir. Respiró profundo, sintió el aire rozándolo por dentro: cerró los ojos. Antes de volver a abrirlos buscó convencerse de que había transcurrido un largo tiempo. La avenida aparecía como un paraje desolado. Las veredas anchas eran sólo para él pero, al mismo tiempo, lo dejaban al descubierto. Caminó.
Mientras tanto, en su mano se consumía el tercer cigarrillo, que apagó al llegar nuevamente a la esquina del edificio. Cruzó en diagonal y se ocultó detrás de un puesto de diarios. Retrocedió unos pasos y se ubicó en el escalón de una vidriera.
Protegido de la luz de los faroles se sintió más tranquilo. Miró el edificio y la ventana lateral del cuarto piso. La luz que salía, las sombras que jugaban a lo lejos, los signos de la existencia, aquello de lo que había escapado y a lo que él ya no pertenecía. Miraba desde su escondite e imaginaba. Pero todo lo que sucedía en el interior de ese departamento no era alcanzable, no era real. O, en fin, no era.
Dejó de pensar, encendió otro cigarrillo. El temor parecía ser la razón que lo movilizaba, la excusa. El temor a lo oculto es mucho menor que el temor que lleva a ocultarse, a fugarse sin decir a donde iba y volver para espiar por esa ventana que no mostraba más que luz. Reflejos indefinidos de lo que él no era. Cruel castigo, la nada.
Entonces, ¿qué esperaba?
Allá arriba alguien bajó la persiana. Decidió que esa era su señal y no esperó más: la caída de la cortina de madera lo desprendió de su escondite. Siguió camino por la avenida aunque ahora pisaba con suavidad las baldosas. Las escaleras de una estación del subte lo sorprendieron. “Casi una catabasis”, pensó. Y no pudo evitar seguir su instinto poético y descender poniendo un pie en cada peldaño, despacio, uno detrás de otro...
jueves, 19 de julio de 2007
Exangüe
viernes, 13 de julio de 2007
Nadar
martes, 3 de julio de 2007
Nuestra revolución
Y entonces, sólo entonces, me detengo, elevo las manos, miro mis pies. El cielo explota en aullidos de terror, una luz verdosa ataca la calle, el suelo se abre delante del hombre que mira sus pies, los árboles enloquecen y despedazan sus ramas contra los cables. El viento persigue a los pocos mortales que insultan a la naturaleza y, contra el mandato divino, pisan la calle.
No hay sangre en las puertas, no es la muerte la que acontece, ni la venganza, ni la desidia. Se prepara el mundo para el amor eterno, el mayor miedo del hombre se personifica. El odio se hace odio contra el amor. Infieles y herejes los que no me entienden, apócrifos los que proclaman otra religión que nuestra revolución.
Y ahora levanto los ojos, el gran pueblo con puerto se paraliza, se calma el viento. No hay rincón alguno, ni cajón que no se encuentre relleno de su luz. Ella baja.
jueves, 7 de junio de 2007
Los macabros ( Sexopático new age)
Dice demasiadas futilidades, tarda poco en dejar de hablar. Toma la banana y comienza a pelarla, intenta hacerlo de manera sensual. Cuando la fruta ya está pelada y comienza a meterla en su boca, la cámara se aproxima de manera violenta, haciendo un primer plano excesivo. Se escucha una voz de hombre que exclama "Muy bien" (suena accidental y vergonzoso en las últimas sílabas).
Luego de un par de maniobras bucales, la banana se quiebra en la boca de ella. Se escuchan risas y la imagen se ensombrece. Las risas continúan brevemente mientras dura la oscuridad y finalmente el video se termina.
sábado, 19 de mayo de 2007
Algunas líneas...
Dibujé una línea para vos y la tomé con dos dedos, la enrollé alrededor de este papel y le hice un nudo. (Viaja ahora, creo, en una botella).
Me tocaste la mano y dibujé, entre temblores, una línea recta que te partía la cara. Pero no te dividiste, tu sonrisa seguía siendo una (lo sé, me sonreíste)...
Eran las tres de la tarde, nublado, desmejorando hacia la noche y con probabilidad de chaparrones. (Humedad 99%, presión no sé)... probé la lapicera, y dibujé una línea: -.
Es para vos, escribí después.
Dibujé una línea mirándote a los ojos, mostrando el negro vacío, mostrándote que era para vos. Pero entendí tu silencio y te contesté.
-No, no estoy seguro. No fue más que saltar la línea con un paso temeroso...
No, no, no, YO te lo agradezco a VOS... realmente.
jueves, 17 de mayo de 2007
La variedat
Y recomiendo para leerlas que le impriman cierto ritmo de recitado de la canción. Digamos, los espacios entre palabras o frases que tal vez no estén separadas en distintos versos pero que, si hubiera sido pensado para poema escrito, tal vez tendrian un blanco más grande que la simple separación entre palabras.
Música para pastillas
Flacas gimnastas de América.
Secas, austeras soviéticas,
muchachitas fatales en blancos
zoquetes chinos.
Son todas joyas, patricias de amor.
La más hermosa niña del mundo
puede dar sólo lo que tiene para dar.
Música para pastillas (¡rápido!)
y mucha cuchillería.
¡Pará, mi amor, esto está muy
Shangai!
Roqueros bonitos, educaditos.
Con grandes gastos, educaditos.
Emboquen el tiro libre,
que los buenos volvieron,
y están rodando cine de terror.
Aquí sigue una pregunta: ¿alguien sabe si esta letra es efectivamente para Soda Stereo como lo sospecho?. Recalco algo que me parece excelente si realmente esto es para Soda Stereo (o una ironía de la chetada, en fin)... "¡Pará, mi amor, esto está muy Shangai!" me parece soberbio.
Sigue otra más, respondiendo como corresponde a la tendencia Sexopática (sí, eso se escribe con mayúscula) de este blog.
Semen up
Que es para mi la mejor manzana
Su estilo desprecia mi soñar
Con ella soy rico, gratis
La veo casi como un demonio
Y rasco la alfombra por su amor
Saludable y católica
No le gusta que ande solo
Se ha montado en mi nariz
Y es para mi la mejor fruta
La veo casi como un demonio
Y rasco la alfombra por su amor.
De aquí dos cosas, primero "Con ella soy rico, grátis" y segunda "Y rasco la alfombra por su amor" que creo obliga a volver a leer instantaneamente "La veo casi como un demonio". Las razones más profundas las dejo al libre entender.
Y por último para sumar un poco a las contradicciones del mundo desde este humilde sitio, un videito para todos aquellos que leyeron hasta aquí.
¡DISFRUTENLON!
martes, 15 de mayo de 2007
A la señorita de verde
- Disculpe, señorita ¿usted sabe lo que me hizo? No, como va a saber, no tiene ni la más remota idea... pero eso no la redime, no se crea, esto me lo hizo usted, sí, sí: usted, que me ve con esos ojos marrones inabarcables. No mire para otro lado, usted me hizo este tajo, sí. Claro, cuándo, se preguntará, cómo hice yo para hacerle algo si sólo pasé por su lado sin siquiera rozarlo. Pues le respondo, señorita, desde el fondo de mi pecho, que la culpa es pura y exclusivamente suya. ¿Y sabe por qué soy tan drástico? porque estas cosas no se hacen, no, no se hace, es de mala educación. Pero tranquila, cámbieme la cara, no me mire con ese tono de voz que me envalentona más aún y no se lo recomiendo, señorita. Las respuestas ya llegarán a su debido tiempo y en las condiciones necesarias, estoy totalmente dispuesto a explicarle cada palabra que le he dicho aunque eso me lleve la eternidad... pero antes déjeme que me acerque, un paso nomás. Está bien, está bien, sé que peco en retrasar mis argumentos, pero míreme, no se dé vuelta, por favor, míreme… es muy sencillo, es su perfume. Ahí está la clave de todo, su perfume, sí, aunque le parezca raro. ¿Contenta ahora? ¿Está más tranquila? La noto aliviada, tampoco era para andar suspirando. No quiero ni pensar lo que habrá imaginado… dese cuenta que yo no soy un cualquiera, señorita. ¿Ahora me deja acercarme un poco más? Claro, claro, desde ya, tiene razón, yo lo dije: todo a su debido tiempo. Pero me entiende, ya sé que me entiende. Ahora le reitero: hágase cargo, le pido, de esta herida. Se da cuenta, ¿no?, se da cuenta lo profundo que ha llegado su perfume para decirme que debo hablarle indefectiblemente... tu perfume, si me permite tutearla, ha minado mi condición de hombre, me ha hundido una daga caliente en el pecho que sólo usted puede devolver a su funda… Me gusta su sonrisa… perdón, es cierto, tu sonrisa. Pero qué me dice, ¿está dispuesta a ayudarme? No, no me trate de adulador, está bien, se lo acepto: debo admitir que su vestido verde tiene un contenido afrodisíaco. De cualquier forma, ¿me permite invitarla con un café?