martes, 29 de agosto de 2006

Tango A

Después, qué importa del después... dirían unos hermanos, no sé si sabios pero capos seguro, y canta hermosamente una garganta de arena con demasiado sentimiento.
Ha sido un fin de semana muy de tango, aunque no haya escuchado tango, pero recién hoy martes me di cuenta que eso era. Un tango. Y hay quien dice que no hay que hacer de las cosas un tango. ¿Por qué? es la pregunta. ¿ No hay bastante de reconfortante en el tango?. Esa actitud que se acepta como débil pero que al mismo tiempo le pone un pecho duro como un adoquín porteño - comentario aparte: por eso odio el bolero que tanto comparan con el tango, el bolero es de puto-. Y la siguiente pregunta que me viene a la cabeza - mientras escucho al polaco decir una verdad tan verdad como que la vida es una herida absurda - es ¿hay algo en el después?, o mejor ¿hay después del después?. Parecería tonto caer en un juego de palabras que le dejaremos a nuestro muy querido Bucay - y sus reflexiones que semejan profundidad cuando no son más que un charquito sobre la baldoza-. Pero igual me atormenta. Qué queda de la cosa cuando la cosa pasa. Qué hay en el después que lo hace tan fuerte para tener que decir como buen macho "qué importa del después!". Tal vez alguien no me siga, vamos a ser sencillos, Echu: cuando no importa, no importa, y uno no se lo plantea ni siquiera; pero cuando de algo uno tiene que pensar para adentro "no me importa, me chupa un huevo, que no importe" es porque es jodido.
Y el "después" no es más que una palabra fuerte quizá, o tal vez realmente es una palabra que detiene.
Un poco de recuerdo y sin razón... cerralo, dale, cerrame el ventanal.

Martín

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola chulete, la verdad que me gustó lo que escribiste...nunca lo había pensado de esa manera
es más, imaginate lo que provocaste que hasta te estoy firmando...

supongo que ya me contarás a qué te referías con lo que dijiste...mmmm